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Financial Times: descontento en Chile prepara el regreso de Michelle Bachelet al poder

El alto número de candidatos presidenciales refleja una insatisfacción generalizada con los partidos políticos.

Por: Por Benedict Mander

 | Publicado: Viernes 15 de noviembre de 2013 a las 05:00 hrs.
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Se espera que las elecciones presidenciales del domingo en Chile resulten en un giro a la izquierda con el regreso de la ex presidenta Michelle Bachelet al poder después de que el gobierno de derecha de Sebastián Piñera tuvo problemas para satisfacer la creciente demanda popular por mayor igualdad.

En las elecciones se enfrentarán la popular, Bachelet, pediatra de 62 años de edad quien dejó la presidencia en 2010 para dirigir la organización de la ONU para las mujeres, contra la candidata del gobierno, Evelyn Matthei, de 60 años de edad, Ministra del Trabajo durante la administración de Piñera.

Aunque la economía de Chile floreció bajo la administración de Piñera –la tasa de desempleo alcanzó mínimos históricos y se logró una estabilidad macroeconómica fuertemente arraigada – su vocera Cecilia Pérez admite que será “difícil” que Matthei gane, dadas las protestas generalizadas, sobre todo por estudiantes, que persiguieron a Piñera durante su presidencia.

Aún es incierto si Bachelet, de centro-izquierda, va a ganar por una mayoría absoluta, evitando una segunda vuelta el 15 de diciembre, sin embargo su victoria abriría el camino para mayores impuestos sobre los empresas en un país rico en recursos, con una de las poblaciones más desiguales de la región.

Ambas candidatas son hijas de generales de la Fuerza Aérea, no obstante, el padre de Bachelet se opuso al golpe de Estado encabezado por el general Augusto Pinochet en 1973, mientras que el padre Matthei se convirtió en miembro de la junta militar.

Con la conmemoración del 40º aniversario del golpe militar en Chile en septiembre, muchos esperan que el legado de Pinochet sea un factor en contra de Matthei, a quien incluso Piñera criticó por apoyar al dictador en un plebiscito de 1988 que provocó la caída de su régimen.

Situación complicada


Pérez dice que la alianza derechista del gobierno “se enfrenta a una situación complicada” después de que los dos candidatos anteriores a Matthei se retiraron de la carrera –el primero bajo una nube de acusaciones de corrupción, el segundo por motivos de salud– al mismo tiempo que los chilenos están cada vez más “exigentes y decepcionados de la clase política”.

Al igual que Bachelet y Matthei, otros siete candidatos, una cifra sin precedentes, están también en la contienda electoral, lo que refleja una insatisfacción generalizada hacia los partidos políticos tradicionales chilenos, algo que según analistas el carisma de Bachelet ha logrado trascender.

“Es la versión chilena de Eva Perón,” dice Tomás Mosciatti, un analista político que dirige la emisora de radio Bio-Bio. “Es muy querida. La gente se identifica con ella porque es como ellos, desde cómo habla, hasta lo que le gusta comer”.

Según una encuesta realizada por el respetado Centro de Estudios Públicos (CEP), Bachelet encabeza la contienda con el apoyo del 47% de la población, lo potencialmente suficiente para un triunfo absoluto, si se tienen en cuenta los votos en blanco y nulos. Matthei le sigue con un 14%, con dos candidatos independientes pocos puntos abajo. No obstante, una encuesta separada que realizó la encuestadora Ipsos mostró una competencia más cerrada, donde un 35% favorece a Bachelet en comparación con el 22% que prefiere a Matthei, lo que sugiere que la segunda vuelta sería más probable.

Sin embargo, la victoria de Bachelet, una madre soltera de tres hijos, devolvería el poder a la coalición de centro-izquierda que gobernó Chile desde el fin de la dictadura de Pinochet en 1990, después de un breve paréntesis de cuatro años.

Promesas de campañas


Bachelet ha basado su campaña en tres grandes promesas: la reforma de la Constitución introducida por Pinochet, la reforma del sistema educacional incluyendo el acceso a la universidad gratuita para todos, y los aumentos de impuestos equivalentes al 3% del Producto Interno Bruto (PIB) que financiarían las reformas exigidas por los estudiantes en rebelión.

“Nos espera un giro hacía la izquierda, aunque los contornos no están bien definidos, hay mucha ambigüedad,” opina Luis Larraín, director ejecutivo del centro de estudios independientes Libertad y Desarrollo. Añade que Bachelet no ha sido más específica sobre sus propuestas de políticas con el fin de mantener unida una coalición diversa que abarca desde demócrata-cristianos hasta el Partido Comunista de Chile.

Aunque las propuestas de reforma de Bachelet han generado preocupaciones entre las empresas –planea elevar el impuesto de sociedades de 20% a 25% en cuatro años y obligar a las empresas a pagar impuestos sobre las utilidades reinvertidas– los analistas se preguntan si esto necesariamente afectaría la inversión y el crecimiento.

“Hay espacio para un aumento de impuestos,” señala Klaus Schmidt-Hebbel, presidente del consejo de política fiscal de Chile. “Mejorar la calidad de la educación, salud e infraestructura son áreas en las que un mayor gasto podría producir una tasa de retorno (suficientemente) alta”. Quizás la mayor preocupación es si Bachelet cumplirá las promesas que ha hecho a la cada vez más inquieta población chilena, que es uno de los países más desiguales en la región y acusa al multimillonario Piñera de gobernar a favor de los ricos.

“La falta de cambios podría conducir a una mayor inestabilidad. Habrá más frustración, más descontento social, y la gente va a salir a las calles a protestar,” enfatiza Carlos Ominami, ex senador socialista. “Chile ha dejado de ser un país aburrido.”

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